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Un porcentaje muy elevado de las muertes en carretera es debido a salidas de la vía. Concretamente, el 40% de fallecimientos se debe a este tipo de accidente, producido por diversas causas como, por ejemplo, las distracciones al volante. Además, en la mayoría de casos, la inexperiencia al volante se une al origen de los errores de conducción que provocan estos accidentes mortales.
Hoy, vamos a hablar de un error típico tanto en conductores noveles, como en los más experimentados que, sin que quizá nos demos cuenta, puede llegar a ser muy peligroso y provocar un desenlace fatal.
¿Por qué algunos conductores pisan el embrague en las curvas?
La principal razón por la que, habitualmente, algunos conductores usan el embrague en curvas suele ser el exceso de velocidad, pero esta reacción es totalmente errónea y produce justo el efecto contrario al deseado.
Además de, por supuesto, cumplir con los límites de velocidad de la vía por la que circulemos, debemos afrontar la curva llevando puesta la marcha adecuada para que el nivel de revoluciones sea el correcto, y así tener un agarre óptimo al asfalto. Por otro lado, la sensación de velocidad puede percibirse más intensamente para un conductor menos experimentado, lo que puede incrementar también su sensación de miedo.
En la mayoría de casos, es la reacción a ese miedo ante la velocidad en el paso por curva lo que, impulsivamente, lleva a pisar el embrague con la creencia de que, así, el conductor podrá controlar el vehículo en ella.
Pero, ¿qué pasa cuando pisamos el embrague en una curva?
La realidad es que, lo que sucede al pisar el embrague, es justo lo contrario a la intención que se tiene, y es que el coche comienza a moverse por su propia inercia, y no por la transmisión del motor a las ruedas. Con lo cual, el freno motor deja de hacer su efecto al no engranar la marcha desde la caja de cambios con las ruedas motrices en ese momento.
Por lo tanto, cuando pisamos el embrague en la curva nos encontramos en una máquina de más de 1000 kilos (nuestro coche) movido por la inercia y la fuerza centrífuga (aquella que empuja el vehículo hacia el exterior de una curva). Toda esta combinación de fuerzas físicas, de las que no somos conscientes, hace que nuestro control sobre el vehículo se reduzca peligrosamente.
Además, todo este efecto en cadena aumenta de manera exponencial cuanto mayor es la velocidad a la que circulamos, llegando a ser potencialmente mortal en caso de accidente si hemos superado el límite permitido en la vía.
Entonces, ¿cómo debe tomarse una curva correctamente?
- Lo primero es, siempre, respetar el límite de velocidad permitido en la vía y las demás señalizaciones y normas.
- Debemos llevar la marcha adecuada para tomar la curva.
- La curva debe trazarse de forma sencilla. Respetando siempre el carril por el que circulemos, manteniéndonos ceñidos al borde derecho.
- A la curva se llega con los deberes hechos. Si tienes que frenar para hacer la curva a la velocidad correcta, hazlo siempre antes de llegar a la misma, y nunca durante su trazado.
¿Qué hacer en caso de tomar una curva más rápido de lo debido?
Aunque no deseamos que te suceda, puede que, en algún momento, ya sea por error, distracción, o exceso de confianza, llegues a una curva a mayor velocidad de lo debido.
En estos casos, lo que debes hacer es desacelerar levantando el pie del acelerador. También podemos ayudarnos bajando marchas progresivamente. Si llegamos a esta situación, debemos evitar usar el pedal del freno.
En conclusión, al tomar una curva, hay que controlar el impulso de recurrir al pedal del embrague y no pisarlo por miedo o no saber qué hacer cuando sintamos que vamos demasiado deprisa o perdemos el control del vehículo, ya que esto incrementará el peligro.
Pero, sobre todo, lo que debemos hacer siempre es respetar las normas, circular correctamente por la vía, evitando distracciones y de esta manera no aumentaremos nuestras posibilidades de tener un accidente.
