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Programa de control de estabilidad – ESP

El ESP, un sistema de seguridad que puede salvar vidas. Se trata de un sistema de seguridad activa de los vehículos cuyo objetivo fundamental es reducir la probabilidad de que perdamos el control del vehículo en ciertas maniobras (esquivar un obstáculo, o si entramos con exceso de velocidad en una curva)

Las siglas ESP corresponden a la denominación comercial dada por Bosch, inventor de este sistema electrónico de seguridad activa, al Programa Electrónico de Estabilidad (Electronic Stability Programme) que fabricó en serie por primera vez en el mundo en 1995, de la mano de Mercedes-Benz. A partir de esta denominación inicial, los sistemas electrónicos de control de estabilidad han recibido diversas denominaciones comerciales, dependiendo de cada fabricante de automóviles.

Para cumplir su función, el ESP actua simultáneamente sobre motor y sistema de frenado y también hace servir las funciones del sistema antibloqueo de frenos (ABS) y del control de tracción (ASR).

NO HAY QUE ARRIESGAR. No obstante, la eficacia del control de estabilidad está condicionada por la severidad de la maniobra, la velocidad del vehículo y la adherencia máxima disponible entre neumático y calzada. El sistema resulta potencialmente eficaz en el caso de conductores que deben afrontar situaciones imprevistas no excesivamente complejas, resultando poco útil en situaciones de conducción excesivamente arriesgadas donde el exceso de velocidad puede impedir la correcta actuación del ESP

PREVEE LA MANIOBRA. El fundamento técnico de funcionamiento del ESP se basa en la predicción de la maniobra que el conductor desea realizar, utilizando el sistema de frenado como herramienta prioritaria para controlar la trayectoria del vehículo. Para ello, un conjunto de sensores embarcados en el automóvil miden el ángulo de giro del volante, la velocidad de rotación de cada rueda, el giro del vehículo en torno a su eje vertical, las aceleraciones longitudinal y lateral, o la presión en el circuito de frenos.
A partir de estas medidas, el sistema compara unas 25 veces por segundo si la trayectoria deseada por el conductor (mediante el ángulo del volante y los sensores de velocidad de cada una de las ruedas) coincide con la trayectoria real del vehículo (mediante el giro del vehículo en torno a su eje vertical y la aceleración lateral). Si existe una desviación significativa entre ambos valores, el sistema estima que existe un riesgo elevado de pérdida de estabilidad en el vehículo, e interviene el ESP

ESTABILIZA EL COCHE. Para evitar la pérdida de control del vehículo, el sistema reduce primero el par del motor con el fin de estabilizar el auto, actuando sobre la unidad de control del motor. Si eso no es suficiente, actúa sobre el sistema de frenado, regulando de forma individual y selectiva la fuerza aplicada por los frenos a las ruedas.

El sistema de control de estabilidad se puede desconectar manualmente pulsando un botón (se enciende un testigo luminoso en el tablero de mandos), aunque el sistema antibloqueo de frenos permanecerá activo en cualquier caso. No obstante, el control de estabilidad debe -salvo casos excepcionales, como circular sobre nieve- estar siempre conectado. No obstante, es importante leer el manual del coche.

A pesar de su eficacia, demostrada tanto en ensayos en laboratorio como a partir del análisis de accidentes reales, no debe sobreestimarse la seguridad proporcionada por el ESP. Además y para garantizar el correcto funcionamiento del sistema, el resto de elementos de seguridad activa del vehículo (neumáticos, amortiguadores, frenos … ) debe mantenerse en buen estado. Así, su efectividad es máxima cuando el conductor se comporta de la misma forma que lo haría si no dispusiera del sistema. Aunque el sistema ayude a mantener la trayectoria en determinadas circunstancias, no puede evitar la pérdida de control del vehículo cuando se superan determinados límites físicos. Por ello, el sistema no debe aprovecharse para aumentar la velocidad de circulación.

El control de estabilidad se ha desarrollado para todos los vehículos de carretera, incluidas motos.

Desde 2011, todos los nuevos tipos de turismos y vehículos industriales ligeros introducidos en los países de la Unión Europea deben estar equipados con sistema de control de estabilidad. Esta obligatoriedad forma parte de un conjunto de medidas adoptadas por la Comisión Europea para mejorar la seguridad vial en las carreteras europeas, y contribuye de forma significativa a cumplir los objetivos marcados en el plan «Década de Acción para la seguridad Vial 2011-2020», de la Organización de Naciones Unidas.

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